
Ahhh, los monstruos...
Siempre presentes, siempre disponibles cuando tu mano comienza a dibujar sin saber qué, vagando sin sentido por la hoja, inconscientemente trazando clichés bestiales, hocicos largos, garras y lo que se venga a la mente en el momento, para terminar construyendo aquellos entrañables adefesios que abundan en las croqueras.